¡ RUSIA EN LA 5ª AVENIDA ¡
Si, si, en plena 5ª Avenida y en un faraónico edificio se encuentra la embajada rusa, no sería extraño quizás, que esta exclamación causara perplejidad en aquellos que no conozcan la ciudad de La Habana, pero, en efecto, hay allí un Coliseo, casi idéntico al de Washington y una quinta avenida y en ella una construcción faraónica que fue y es sede de la legación diplomática rusa en esta isla.
Ellos han vuelto, nunca terminaron de irse y se mueven tranquilamente por esta hermosa isla y por todo el Caribe. Las recientes maniobras militares realizadas en el golfo de México, de manera conjunta entre Venezuela y Rusia, recuerdan otros hechos sucedidos en esa misma área geográfica en época reciente, en concreto a » La Guerra de los Misiles de 1962 «, y que a punto estuvieron de desencadenar una guerra nuclear mundial. Los protagonistas y las circunstancias geopolíticas son distintas, pero si observamos con detenimiento ambos momentos históricos, apreciaremos un cierto paralelismo que asusta.
En aquellas fechas el presidente de los Estados Unidos de América era Kennedy, hoy es Obama. Es, de sobra conocida, y hasta utilizada electoralmente, la semejanza que los propios americanos encuentran entre estos dos personajes demócratas.
Entonces fue la instalación de misiles con cabezas nucleares lo que desencadenó la crisis. Hoy son dos buques, uno de ellos con propulsión y armamento nuclear, los que han participado en esas maniobras. Además, se han firmado convenios, entre los dos países participantes en éstas, para el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos. Observemos que este es el mismo argumento que utiliza Irán para justificar, ante la comunidad internacional, el desarrollo de su programa nuclear, lo que no ha impedido que EE.UU los incluya en su lista negra de países que promueven o apoyan el terrorismo internacional y que los amenace velada y reiteradamente con su invasión.
Como vemos, los rusos están jugando sus cartas. Aparte del paseo de alguno de los buques de su armada por el mar Caribe y de establecer convenios de colaboración con otros países de la zona, hace unos días Raúl Castro estuvo en Moscú, era la primera visita de un dirigente cubano en veintitrés años. Y se han posicionado en las mismas narices de los americanos. Algo muy lógico si consideramos que Bush ha estado molestando, sin parar, a este gigante caído, sobre todo, desde que pensó que estaba hundido – y no simplemente dormido- . Primero colocó el escudo anti-misiles en la misma puerta de su casa, después entró en su trastienda y compró a los tenderos (Ucrania y Georgia) y por último, la humilló en todos los foros internacionales que pudo al tratarla como potencia mundial caída.
Pues bien, una vez que el gigante ruso ha despertado y se ha erigido, como no podía ser de otro modo, en una renovada potencia mundial, ha dicho basta y dando un puñetazo en la mesa: recepciones multitudinarias y con todo el boato del primer ministro Medvédev, maniobras con armamento nuclear en su patio trasero (calificativo yanqui para sur y centro América) y firma de todo tipo de convenios con Perú y Brasil incluidos los de venta de armas con Cuba y Venezuela. Se ha posicionado ahí, junto a su casa.
Solamente la elección de Obama, como presidente de los EE.UU., abre una ventana de esperanza al mundo entero para confiar en que este paralelismo, entre «la crisis de los misiles» con el momento actual, se quede en una mera semejanza histórica sin más.